Ella se llamaba Libertad y su mejor amigo Roberto, era como su hermano. Tardó dos meses para convencerla de que fuera su novia porque siempre decía que “Todos los hombres son iguales” y no quería lidiar con un desplante o infidelidad más. Roberto, al cual no paraba llamar pedazo de mierda porque ya no era ni siquiera un amigo lejano, pero tampoco era su enemigo, se lo advirtió varías veces desde que eran adolescentes: “Todas las mujeres son iguales, todas, sin excepción”, también solía decir “Entre más bonita más cabrona” y “El dinero es el mayor afrodisiaco femenino que existe”. Se lo había dicho su padre, cuyos conceptos sobre igualdad, belleza, riqueza y otros asuntos, eran aun abstractos para su corta edad hasta que lo vivieron en carne propia. No sabía que le dolía más: el hecho de que Roberto sólo tardo 2 horas hablando con ella para follársela en su Hummer nueva o que esa vez prefirió no ir en busca de zorraventuras y alcohol con todos los demás para estrenar la camioneta por no serle infiel a ella. Roberto juró que se veía “tan diferente” que la confundió con una puta, ahora estaban seguros de que lo era. Ella dijo que se le subieron las copas, perdió el control y no supo lo que estaba pasando, que él se aprovechó. Aunque eso no fue precisamente lo que se vio en el video en internet que uno de sus amigos grabó “sin querer”. Lo que queda claro es que de noche y pedos, de verdad que todos somos iguales. Ahora que no tenía novia, levantando en un brindis solitario su cerveza, con todo y su orgullo herido de perder un amigo que fue como su hermano se le oía decir con la voz entrecortada desde un rincón del bar: - ¡Que viva la fraternidad!, ¡viva la igualdad! ¡y que chingue su madre Libertad! ¡Salud! – Todos nos pusimos de pie en una ovación que le soltó unas lágrimas. En un gesto fraternal y para ponernos a tono con él, alguien puso a cantar a Pedro Infante en la sinfonola de lugar con “No volveré” y uno a uno con nuestras adoloridas voces recordando algún amor infortunado cantamos en coro desafinado la que fuera su última canción, pues en medio de la confusión del sentimiento colectivo, nadie lo vio salir, ni si quiera dijo adiós, pero dejó pagada la cuenta y se fue para jamás volver como dijo la canción.
David Yaurima P.
Soundtrack del cuento: Los Violadores - Elimno (Libertad, Igualdad y Fraternidad), Volovan y Ximena Sariñana - La luna, Pedro Infante - No volvere.
1 comentario:
y es aquí cuando confirmo que el desamor es el afrodisiaco de los "etilicamente activos"... pero a ustedes que les encantan de esas.. como la libertad...
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