El fin del mundo empezó cuando me estaba bañando. Al principio no creí que se tratara de algo tan grande, tembló un poco y se oscureció de repente, pero no pasó nada más hasta después. Terminé de bañarme, me vestí y salí a la calle como muchos curiosos más para comprobar lo que decía mi madre.
El cielo estaba totalmente negro, no había ni una sola estrella, ni se veía la luna, algunos corrían a sus casas a resguardarse del extraño fenómeno como si se tratara de un eclipse, otros sacaban sus telescopios y binoculares para observar con más detenimiento lo que sucedía, unos pocos hablaban de OVNIS, pero la afirmación que más me estremeció fue la de mi vecino, un cristiano empedernido que había tratado muchas ocasiones de convertirme a su religión y yo simplemente defendía mis puntos en contra bien ensayados sobre pertenecer a la religión y Dios. El hermano gritó eufórico a mitad de la calle - ¡Es el fin! ¡El fin de mundo! ¡Cristo viene! ¡Cristo viene! – y se dejó caer hincado con lagrimas en los ojos para orar. Por poco y le creía, pero decidí regresar a mi casa, tal vez en las noticias darían una explicación más coherente. Cuando iba entrando volvió a sacudirse la tierra un poco más fuerte y el susto hizo salir a una vecina corriendo de su casa que en el trayecto tiró una maceta de la entrada. El temblor ceso inmediatamente, me agaché a levantar la maceta y la tierra que se había regado en la entrada, las puertas de ambos departamentos estaban continuas una de otra y muy cerca. Lo que vi me sorprendió: La cara perfectamente delineada y bien formada de Jesucristo. ¡Que imaginación tengo!, pensé para no dejarme llevar, pero no podía negar que realmente era perfecta la imagen, corrí a mi casa para sacar una escoba y un recogedor para barrer eso, antes de que alguien más lo viera e hiciera de mi casa un santuario improvisado y lugar de turistas religiosos, pero al llegar al cuarto de lavado, donde guardan las escobas y demás materiales de limpieza, vi todo desordenado en el piso, pero extrañamente dos escobas y un trapeador formaban una cruz grande, como si alguien las hubiera acomodado apropósito. Coincidencia, me dije a mi mismo y tomé la escoba que estaba a mi alcance, regresé a la entrada para barrer justo antes de que entrara la vecina. – Muchas gracias vecino, que amable es, ¡usted si se va ir al cielo! ¡De verdad es el fin del mundo! – exclamó al verme barriendo y levantando su maceta, dijo que llamaría a su esposo y se metió a casa nuevamente. Su comentario me dejó un poco pensativo, pero hice un gesto negativo con la cabeza y seguí con mi trabajo. Terminé y entré a casa para ver la televisión, fui a la cocina por un poco de agua y noté que mi librero estaba un poco inclinado a causa del temblor, lo enderecé acomodando algunos libros pero cayeron algunos accidentalmente, reacomodé los que pude salvar de la caída y me agaché por los otros pero me detuve perplejo al ver que estos formaron una pirámide extraña y en la parte mas alta estaba intacta la vieja Biblia que me había regalado mi padre. ¡Que día tan loco! afirmé y recogí rápidamente todos los libros, en las noticias estaban dando un boletín especial:


Apagué la televisión, no decían más de lo que ya sabía o podía suponer, encendí la radio, la misma información. Empezaba a fastidiarme todo eso y decidí ir a la tienda a comprar un poco de pan y leche. Sólo quería una excusa para salir y ver que estaba pasando en realidad. Ya afuera vi a algunos vecinos rezando, otros predicando, algunos seguían cualquier objeto entre las densas nubes con sus cámaras de video y telescopios por eso de los OVNIS. Otros tantos salían de casa con maletas, les aterraba la idea de quedarse a ver como un extraño fenómeno podía matarlos y sin salir de casa. Fuera lo que fuera, preferían ir a un “lugar seguro”, pero en todas partes era vista la misma situación. Al llegar a la tienda pedí la leche y el pan. Justo cuando sacaba el dinero para pagar, Don Ramiro me dijo que no era nada, que lo tomara como un regalo. Sin más preguntas tomé las cosas y aprovechándome de la amabilidad me llevé un paquete de gomitas. Regresando a casa me topé con el Sr. Orozco, su familia era una de las más ricas del lugar, me saludo muy amablemente, como pocas veces lo había hecho y me ofreció uno de sus carros, pensé que bromeaba y le contesté que no tenía dinero, pero el hombre insistió y me dio las llaves de un Mustang 2011 que era de su hijo, como me encontraba a una cuadra de mi casa, decidí estrenarlo, todavía cuando estaba arriba del auto creí que el Sr. Orozco me detendría y diría que era una broma, pero no. Salí de mi casa a pie, con 50 pesos en la bolsa y regresé con un Mustang nuevo y leche y pan para la cena. Aunque me había ido bien, sabía que algo tenía de raro la actitud de Don Ramiro y del Sr. Orozco, lo cual comprobé al prender la televisión.
“…así es señores televidentes, tanto científicos, expertos y religiosos están de acuerdo con que es el fin del mundo, el extraño fenómeno no se ha podido explicar y la tierra esta cambiando peligrosamente su orbita por lo que se teme que estemos viviendo nuestros últimos momentos como raza, planeta y tal vez universo, que dios nos bendiga a todos y nos perdone por nuestras acciones…” hubo silencio en el estudio de televisión y mandaron a comerciales.
Llamaron en la puerta y me paré abrir. Ya no me sorprendería nada de lo que me pudiera encontrar. Pero me equivoqué: un comando de vecinos armado con biblias, cruces, rosarios, estampitas de santos y hasta playeras con imágenes de la virgen y “Cristo te AMA” venían a reclutarme para que fuera con ellos a pedir por nuestra salvación y la humanidad. Me sorprendió ver que en el grupo había vecinos que ni de broma se hablaban entre sí por diferencias políticas y religiosas muy marcadas y ahora ahí estaban todos: católicos, testigos de Jehová, de la luz del mundo, uno que otro mormón y cristianos tutti fruti, de esos que mutan una religión para formar otra. - No gracias, necesito ordenar un poco mi casa antes de que sea destruida - fue mi respuesta, no puedo evitar el sarcasmo en momentos críticos. Me miraron con cierta lástima afirmando que rezarían por mí y mi alma, que en el fondo ya daban por perdida, y yo por su puesto que les agradecí el detalle.

Por si fuera poco que el cielo se hubiera vuelto negro, la tierra se sacudiera con más frecuencia que al inicio y la gente entrará en una psicosis colectiva, empezó a subir la temperatura en el ambiente. El piso se sentía caliente, como si el mismo infierno estuviera por emerger de la tierra pero también en el cielo se comenzaban a formar algunas grietas rojas, como si una gran masa de fuego se escondiera tras las oscuras nubes. ¡Realmente era el fin! No había nada, ni nadie que pudiera evitar tal cosa.
De pronto vi a wacamole entrar a la casa muy tranquilo. Olfateó un par de rincones y encontró un juguete de carnaza que le había regalado en navidad. Volvió a salir y decidí seguirlo a donde sea que fuese, tal vez el tenía un escondite seguro que podríamos compartir y por lo menos no pasaría mis últimas horas solo. Hasta el final con mi fiel Wacamole. Apenas habíamos caminado algunas cuadras y dimos vuelta en un parque donde acostumbrábamos a ir a pasear y ligar chicas juntos, debo admitir que wacamole tenía más suerte que yo, las chicas solo preguntaban su nombre, nunca el mio. Llegamos casi al centro del parque por un sendero solitario, rodeado de árboles y con un pequeño lago al fondo que parecía estar apunto de hervir. Wacamole ladró un par de veces y del cielo negro se abrió un
agujero de donde descendió un haz de luz vertical y Wacamole empezó a elevarse lentamente hacía el hueco luminoso. Mi reacción fue correr y sujetarlo para que no se fuera pero yo también empecé a elevarme. La luz se hizo muy intensa y baje la mirada. Ya estábamos muy arriba cuando se escuchó un estruendo y empezaron a caer bolas de fuego del cielo que destruían todo por donde caían causando explosiones. Del piso salía lava ardiendo y se oían gritos desgarradores por todos lados de gente muriendo quemada o aplastada. Entonces supe que la hora había llegado. Ya habíamos entrado en medio de las nubes y sólo pude ver que unas manos verdes y huesudas recibían a Wacamole. Sentí una descarga eléctrica en el cuerpo y todo se volvió negro. Me desmaye.




David Yaurima Parra
Musica al gusto: Molotov - El mundo, Pearl Jam - Do The Evolution, O Fortuna (con traducción en Español)
NOTA IMPORTANTE: Este cuento lo escribí hace varios meses intentando mezclar un poco de todas las teorias que conozco acerca del fin del mundo y, como en la mayoria de las cosas, darle un toque irreverente al asunto mostrando mi propia version de lo que sería para mi ese temido momento. Curioseando por youtube, buscando algún video al respecto encontré uno que recomendaré solo por el aspecto del material visual que ofrece, para nada estoy deacuerdo con dicha teoria que incluso cuenta con seguidores en todo el mundo (lo curioso es que mi cuento no andaba muy lejos de todo eso por lo que pude haber sido un profeta jojojo) pero para que no te espantes del todo, tambien recomendare otro video que es la antitesis de esa teoria para que estes informad@ y no te agarren mal parad@.
2012: El fin del mundo (Las imagenes que simulan el fin del mundo son realmente geniales y el fondo musical hace que casi casi se lo creas pero se tratá de la teoria del Hercolubus)
Hercolubus Fraude para el 2012 (Aqui la contra parte que echa abajo todo esa fantasiosa teoria, vale mucho la pena verlo, es gracioso y educativo como todo lo que nos gusta... son 4 partes pero son geniales todas.)
Gracias a mi amigo y colega Pablo A. Pastor que me pasó la información del último video para complementar este post. (Click aqui para ver su blog)
1 comentario:
Yeah! bastante locotrónico el asunto! bendito wacamole que te mostró la luz jajaja!
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